martes a las 10
Bola de fuego,
tan lejana y poderosa,
con un calor pasado.
La veo desde aquí, desde la ventanilla trasera
del pesado vehículo de cuatro ruedas y un motor.
Es el astro rey, el que no se deja ver.
Miro, y adivino un perfecto círculo amarillo vibrante,
que me causa ceguera temporal si mi vista aferro a él.
Cierro los ojos para sobrellevar la ceguera temporal
y formas extrañas de colores diversos saltan a la mente
volviéndose locas.
Es el resultado de haber mirado tanto.
Mis letras no tienen la fuerza y belleza que tiene él.
Me quedo tan escasa ante el Sol...
Hoy me sitúo en el limite de mis propias palabras.
Entonces, prefiero seguir llenándome de su luz
y dejar que otra de mis capacidades pueda aprehenderlo mejor.
Para dedicarle un par de suspiros más.
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