No es una desgracia abrir los ojos
ni tener despiertos los deseos...
Ruben Bonifaz Nuño
Ruta que madruga, cansancio individual
Entro, subo. Los pasajeros duermen, pero no para
descansar sino para no abrir los ojos y no darse cuenta del mundo en el que viven: uno que acribilla con miradas. “Mala suerte” de toparte con una
encabritada y en el corrido de Arnulfo González irás a dar.
Es muy fácil apretar pestañas y esperar a que el sueño
llegue, sin trabajo, tan natural como ingerir alimento cuando se tiene hambre.
Es la muerte la que arrulla.
Difícil es abrirlos, mantenerlos en acción. Contemplar: maldad y crueldad, el lado oscuro del corazón,
la felicidad sin que llegue a causar envidia, pobreza, marginación, la guerra
diaria, el miedo en cada rostro ―contagioso en una realidad colectiva―, el temor a
perder la vida de una manera violenta, el pavor a la desaprobación social en un mundo colmado de
estereotipos.
Lo complicado es saberte solo, ayudar sin reciprocidad,
soportar, superar, tolerar, encontrarte en conflicto, sentir las manos de la
muerte.
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ResponderEliminarLas mejores cosas de la vida ocurren cuando cerramos los ojos... u.u
ResponderEliminarTambién se sueña con los ojos abiertos. :)
Eliminar¡Saludos!
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